[mks_dropcap style=»square» size=»52″ bg_color=»#dd3333″ txt_color=»#ffffff»]H[/mks_dropcap]ace 40 años, las mujeres de 40 se encontraban en el “promedio de su vida”, los años difíciles de crianza de sus hijos ya habían pasado y tenían por delante el desafío de reencontrarse con su pareja y afrontar la llegada de la vejez.
En la actualidad, las mujeres de 40 fuimos madres a los 30 (o aún no los hemos tenido). Trabajamos entre 6 y 8 horas, atendemos a nuestros hijos en edad escolar, mantenemos nuestro hogar “en pie” y cumplimos con nuestros compromisos sociales y laborales.
Me animo a decir que 7 de cada 10 mujeres de más de 40 años están separadas o atraviesan su segundo matrimonio. La mayoría de las mujeres estudiamos una carrera y trabajamos mucho durante nuestros primeros 30 años para lograr una estabilidad laboral; y justamente en esta elección radica el vértice que moviliza este cambio generacional. Nuestra necesidad de no estar tan quietas, ni ser tan observadoras de un mundo que ocurría para otros: el mundo laboral.
Las mujeres salimos a pelear por nuestro derecho de igualdad de oportunidades y desigualdad de necesidades porque si somos distintos hombres y mujeres, necesitamos cosas distintas.
Para el mercado laboral demandamos mucho: dinero para mantener una familia (sobre todo si estoy separada), tiempo para acompañar a nuestros hijos (eventos escolares, enfermedades, vacaciones) y ya adquirimos cierta experiencia laboral que exigimos se pague.
[mks_pullquote align=»left» width=»300″ size=»24″ bg_color=»#dd3333″ txt_color=»#ffffff»]¿Qué hacemos entonces?[/mks_pullquote] ¿Dejamos de tener hijos? ¿Abandonamos el sueño de ser profesionales? ¿Conseguimos un trabajo y lo mantenemos a costa de lo que sea? En un mercado laboral que tiende a la movilidad del puesto de trabajo, parece no ser una alternativa válida. ¿Cualquiera puede ser trabajadora independiente?
Todo parece indicar que nosotras cambiamos el juego que queremos jugar, sin cambiar las reglas. Me pregunto si los espacios que ocuparán las mujeres en las organizaciones serán más flexibles a sus necesidades cuando mis hijas estén en sus 40.
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