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Realfooding, una lucha contra los alimentos ultraprocesados

¿Qué es lo que realmente comemos? ¿Por qué elegimos un producto y no otro cuando vamos al supermercado? ¿De la lista de ingredientes, cuántos conocemos? El Realfooding es un movimiento en torno a la nutrición que nos invita a contestar a estos interrogantes.

Realfooding, una lucha contra los alimentos ultraprocesados
Persona con comida vegetariana
Mujer comiendo ensalada

El Realfooding, también llamado comida real, es un estilo de vida que se populariza de la mano de Carlos Ríos, dietista-nutricionista. El objetivo de este movimiento innovador es concienciar a las personas sobre su alimentación y animar a la población a cambiar su nutrición y estilo de vida.

Es una corriente que defiende que vivimos en “Matrix”, pues no somos conscientes de lo que los alimentos que ingerimos. Esta corriente defiende que, influidos por el marketing y la publicidad, en muchas ocasiones pasamos de hacer un análisis crítico de nuestra dieta.

A partir del Realfooding surgen los realfooders, los defensores que promulgan y llevan a cabo la “comida real”. Son personas que deciden dejar a un lado los alimentos ultraprocesados que consideran perjudiciales. De tal modo que deciden unirse a un estilo de vida saludable y beneficioso para su salud, con una plena consciencia y conocimiento de los alimentos que ingieren.

Esto es, ¿cómo puedo saber qué alimentos se consideran “comida real” y cuáles forman parte del grupo de ultraprocesados? Pues bien, el movimiento Realfooding nos invita a plantearnos: “¿realmente el alimento que me estoy comiendo me aporta algún nutriente? ¿Es real su sabor y olor o es fruto de un procesamiento industrial? ¿Me he parado a mirar los ingredientes del alimento que me estoy comiendo? ¿Soy consciente de lo que como?

“No estoy dentro de MATRIX sin tener el control, soy consciente y eso siempre mejora mi decisión”.

-Carlos Ríos-

¿Qué es el Realfooding?

El Realfooding, según explica Carlos Ríos, es un estilo de vida basado en comer comida poco o nada procesada. En este sentido, es una lucha contra la industria alimentaria y su evolución en las últimas décadas, que nos vende los alimentos ultraprocesados como si fueran saludables y esenciales para nuestra dieta, sin que lo sean.

Este revolucionario concepto de la nutrición clasifica los alimentos en tres grandes grupos:

  • Comida real o, dicho de otra manera, aquellos alimentos que no están sometidos a un mínimo o ningún procesamiento industrial, por lo que la calidad de sus propiedades sigue intacta: verduras, legumbres, pescado, huevos, cereales, carne sin procesar, fruta…
  • Buenos procesados, es decir, los alimentos sometidos a un procesamiento de 1 a 5 ingredientes, sin encontrar entre esos ingredientes cantidades significativas de azúcar, harina refinada o aceite vegetal refinado. Por lo tanto, los buenos procesados son alimentos sometidos a un procesamiento industrial leve o moderado donde sus propiedades naturales no se ven afectadas o con una afectación mínima, conservando la calidad de los alimentos. Hablamos de: legumbres de bote, panes integrales 100%, lácteos fermentados, verduras congeladas, aceite de oliva virgen extra…
  • Ultraprocesados, los alimentos con un procesamiento industrial alto a base de harinas refinadas, aceites vegetales refinados, azúcares añadidos, aditivos y sal. Hablamos de un tratamiento pernicioso que queda escondido detrás de buenas campañas de publicidad. Una estrategia habitual, en este sentido, es que en el empaquetado del producto se suele destacar aquello de lo que el producto carece -como azúcar-, obviando aquellos ingredientes peligrosos que sí contiene.

¿Por qué son tan malos los ultraprocesados?

Los defensores del Realfooding afirman que los ultraprocesados son perjudiciales para la salud, que además desplazan y sustituyen a los alimentos reales, que sí aportan nutrientes. Así, se trataría de dejar de ingerir calorías vacías y cambiarlas por otras fuentes de energía compuestas por elementos o ingredientes de alto valor nutricional.

El estudio EPIC (Estudio prospectivo europeo sobre dieta y cáncer) reveló que el consumo de 150 kilocalorías al día procedentes de bebidas azucaradas estaba asociado con un incremento sustancial en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

A su vez, un estudio elaborado en Francia, de la mano de Mathilde Touvier entre otros profesionales destacados en la materia, asegura que aumentar un 10% este tipo de alimentos en la dieta puede elevar la mortalidad hasta un 14%.

En definitiva, según estos datos, los alimentos ultraprocesados no sólo no aportan beneficios a nuestro organismo, sino que los ultraprocesados suponen un riesgo para nuestra salud, sobre todo a largo plazo.

“Poblaciones +longevas: Comen Real Food, el día a día siempre activo, grupos sociales muy unidos y sentido a la vida”.

-Carlos Ríos-

Entonces, ¿no debo comer ningún alimento ultraprocesado?

Centrar nuestra dieta en alimentos ultraprocesados, sustituyendo a los alimentos reales en nuestra nutrición, parece que no nos beneficia en absoluto. Ahora bien, eso no quiere decir que un porcentaje mínimo de la dieta no pueda ser destinado a comer algún alimento ultraprocesado (10% de la alimentación). Tampoco quiere decir que este movimiento, el Realfooding sea la panacea y que detrás de él no existan intereses económicos.

Nos referimos a él porque puede ser un estímulo, como otros muchos, para producir una reflexión crítica sobre lo que comemos. Un punto de inflexión para entender que, cuando vamos al supermercado, hay un montón de productos con un empaquetado atractivo. Imágenes o rótulos que les hacen destacar sobre el resto, y que prometen salud y sabor, cuando están lejos de producir o cuidar de lo segundo.

“Es importante ser conocedor de los alimentos que ingerimos y así nuestra decisión sobre la alimentación que seguimos lo sea en plena consciencia y conocimiento”.

Fuente: www.lamenteesmaravillosa.com