Un equipo de investigadores de la Universidad de Nuevas Gales del Sur (Australia) demostró porque la grasa femenina se acumula en las cartucheras
Las mujeres nos quejamos siempre de acumular la grasa en las caderas: el culo, los muslos, las caderas, esos michelines que nos traen de cabeza y que nos diferencian a la hora de adelgazar frente a los hombres y sus michelines en la barriga.
Los investigadores australianos han demostrado que las culpables son las hormonas femeninas, concretamente los estrógenos, responsables no sólo de que los adipocitos se acumulen y se llenen de grasa en las curvas del cuerpo femenino, además rematan la faena al disminuir la capacidad de quemar calorías después de comer, aumentando la cantidad de grasa en la sangre que acaba siendo almacenada en las cartucheras.
La revisión publicada en la revista «Obesity reviews», sugiere que los estrógenos interfieren en la oxidación de ácidos grasos que tiene lugar en el hígado después de las comidas. Esto se traduce en más grasas circulantes que, al no ser destruidas, se acumulan en zonas específicas como las caderas, muslos y pechos que dan la forma de «ocho» característica de las mujeres.
Ahora ya sabes porque los chicos adelgazan más rápido cuando hacen mucho menos ejercicio que tú y además comen el doble, al final una mujer consigue perder kilos de todos los sitios menos de los muslos y caderas.
La grasa en las cartucheras femeninas no debe ser considerada como un michelín que debe ser eliminado, las mujeres tienen curvas porque están preparadas para ser madres y las reservas de grasa son fundamentales para un aporte extra de energía durante el embarazo y la lactancia.
Curvas de mujer: cuestión de estrógenos
En los hombres, los estrógenos apenas tienen papel, por eso tienden a acumular menos grasa corporal, entre un 5 y un 11% menos que las mujeres, a pesar de que en general los hombres ingieren más calorías que las mujeres cada día, pero son mucho más eficaces a la hora de quemar estas calorías.
El sistema de almacenamiento de grasa femenino es tan eficaz que ya en la pubertad, las jóvenes ganan una media de un 1 kilogramo de grasa al año mientras que los jóvenes sólo 200 gramos.
La ventaja de este eficaz sistema de reserva de grasa femenino es que eliminamos la grasa de la circulación rápidamente en zonas «seguras» al menos para nuestra salud cardiovascular. Los hombres con problemas de peso no tienen estos almacenes de grasa tan seguros y la grasa circundante acaba en otros tejidos, especialmente en la zona abdominal que está relacionada con problemas cardiovasculares, mientras que las mujeres estamos más protegidas, al menos hasta la época de la menopausia cuando descienden los niveles de estrógenos. Vamos que a la hora de escoger entre culo e infarto, casi mejor nos quedamos con nuestro culo gordo.
Otro factor a tener en cuenta a la hora de defender la grasa femenina es que a los hombres les gustan las mujeres con curvas. Siglos de evolución hacen que el instinto masculino asocie de forma inconsciente las caderas con la fertilidad, y poco puede hacer 50 años de culto a la delgadez para desterrar la imagen de una mujer con curvas del cerebro masculino.
Por si fuera poco, ni el deporte es la salvación, así que acepta tus curvas y no te acomplejes. Durante el ejercicio las mujeres queman más grasas durante el entrenamiento, pero esos lípidos proceden preferentemente de los acumulados en los propios músculos y no de la grasa corporal, eso nos hace más resistentes y mejores fondistas en el ejercicio aeróbico de larga duración. Pero una vez finalizada la actividad, el organismo femenino entra en un periodo de conservación de la energía en el que la oxidación de ácidos grasos disminuye notablemente, anulando en poco tiempo los efectos del deporte.
Ante las cartucheras y la celulitis, el objetivo más que reducir es tonificar y muscular la zona con ejercicios específicos .
Fuente: www.spottlife.es
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