Aquí te contamos cuáles son las más comunes
Muchas son las teorías que se manejan en torno de la alimentación pero pocas con respaldo científico. Años atrás, los planes nutricionales recetados por distintos profesionales se contraponían con las dietas de moda, haciendo que muchas veces las personas optaran por seguir lo que decía el artículo de la revista y no lo que un profesional matriculado indicara.
“Si transpiro más es porque estoy bajando de peso”
La transpiración es un mecanismo natural que pone en marcha el cuerpo para regular la temperatura corporal y eliminar toxinas. Este mecanismo depende de muchos factores, no necesariamente es sinónimo de gasto de energía y por ende descenso de peso. Existen diferentes actividades que por su intensidad y duración no generan sudor pero sí gasto calórico.
Un estudio realizado en la Universidad de New South Wales, Australia, llegó para destrozar el mito, ya que según su investigación la grasa se exhala con la respiración. La investigación, que fue publicada en el British Medical Journal, demostró que para perder 10 kilogramos de grasa se necesita realizar ejercicio suficiente como para eliminar más de 90 mil calorías. De esta manera, el proceso metabólico produce 8,4 kilos de dióxido de carbón y 1,6 de agua, que se elimina mediante la orina, las heces, la transpiración y las lágrimas, entre otros fluidos.
Comer fruta a la noche engorda
Engordamos cuando la cantidad y calidad de alimentos no es adecuada para nuestro requerimiento calórico ni compensado con nuestro gasto energético. No debería existir relación entre el consumo adecuado de frutas y aumento de peso, ni mucho menos por el horario en el que se consuma. Al fin y al cabo siempre va a aportar mismas calorías. Pensemos en la gente que trabaja de noche por ejemplo y tiene que adecuar su alimentación a sus horarios y rutina diaria.
Las harinas hacen mal
En primer lugar tendríamos que hacer una distinción sobre qué tipo de harinas se consumen. Hay que destacar que el consumo de alimentos ultraprocesados con harinas refinadas (galletitas, snacks, golosinas, productos de panadería, etc) no es bueno para la salud porque nos lleva a una alimentación pobre en nutrientes, alta en calorías, en azúcares, en sal y grasas saturadas. Si en casa cocinamos con otras harinas de tipo integral, de arroz, de legumbres, de espelta, de trigo sarraceno, etc., no tienen por qué considerarse dañinas, al contrario.
“Si consumo mucha sal, subiré de peso”
El consumo excesivo de sal es perjudicial para la salud, aumenta el riesgo de tensión arterial y enfermedades cardiovasculares. En determinadas ocasiones puede favorecer la retención de líquidos y verse reflejado en la balanza como un aumento de peso.
Cuanta más actividad aeróbica haga más bajaré de peso
Esta idea ya ha quedado en el tiempo. Hoy en día se sabe que con entrenamientos cortos e intensos se pueden lograr mismos resultados. Hay que pensar que el ejercicio y la actividad física no tienen como único fin el descenso de peso sino beneficios que permiten mejorar la calidad de vida (mejorar el sueño y el descanso, reducir el estrés y la ansiedad, mejorar los niveles de glucosa y otras hormonas, aumentar la masa muscular, ayudar a mantener la salud de los huesos, mejorar la función cardíaca, entre otros beneficios).
El agua con limón a la mañana desprende las grasas del organismo
Falso. Ayuda a mantenerte hidratado.
“Si como harinas no puedo combinarlas con carne”
Un plato puede combinarse tranquilamente con hidratos de carbono y proteínas. La clave según la especialista es la de sumar vegetales.
“Comer la yema de huevo me hará subir el colesterol”
El colesterol sanguíneo no se eleva únicamente por el consumo de alimentos. También depende de otros factores como por ejemplo la genética. La clave siempre está en moderar porciones y llevar una alimentación equilibrada.
Las grasas saludables me harán bajar de peso
Probablemente llevar una alimentación basada en alimentos reales y grasas saludables te permitirá controlar tu peso corporal y además te brindará beneficios para la salud, pero siempre teniendo en cuenta los requerimientos individuales de cada uno.
El número de la balanza importa
El peso que me arroja la balanza es un parámetro, pero muchas veces puede estar sesgado. Lo importante es llevar una alimentación consciente más allá del número que arroje la balanza.
Así que ahora que ya tenemos un panorama de las cosas que sí debemos aplicar y las que debemos dejar de lado, la mejor manera de poder llevar adelante una alimentación variada y equilibrada es consultar con un profesional que pueda analizar cada caso en particular y elaborar una estrategia que se adapte a cada individuo.
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