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«The Crown» no se baja del trono en Netflix

La segunda temporada de ‘The Crown’, que se estrenó de forma íntegra el 8 de diciembre en Netflix, demuestra por qué es una de las joyas de la corona de las series de televisión.

Las Navidades han llegado este año a Netflix con antelación. Los diez episodios que componen la segunda temporada de ‘The Crown’ se estrenó el 8 de diciembre al completo en la plataforma de streaming, trayéndonos de regreso una de las producciones más ambiciosas, costosas y, cómo no, majestuosas de nuestro tiempo. Así, ‘The Crown’ regresa con un ligero cambio en su narrativa pero manteniendo su espíritu de esplendidez, llena de vida, humor, belleza y, por supuesto, casta.

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 Acompaña a Claire Foy en la serie el actor Matt Smith, en el rol del Príncipe Felipe.

 

Y es que a los espectadores de ‘The Crown’ quizás les sorprenda el cambio en el foco de atención de la segunda temporada. De lo general a lo específico, el creador Peter Morgan ha querido aprovechar el periodo de tiempo que abarca la segunda temporada de la serie, de 1956 a 1963, para abordar las historias grupales e individuales de todos aquellos miembros que se encuentran bajo la corona, aunque ello suponga apartar o incluso dejar de lado a la absoluta protagonista de la serie. Si la primera temporada de ‘The Crown’ siguió los pasos de Isabel en su inesperado y temprano ascenso al trono, marcado por su salto a la vida adulta, su inocencia y la magnánima aunque injusta manipulación de los hombres poderosos que la rodeaban; la segunda temporada nos muestra a la monarca que conocemos: fuerte, tradicional, estratégica. Incluso en cierto momento vemos en ella un guiño a su icónico corte de pelo. No obstante, siguiendo el texto que ha acompañado a la promoción de la segunda temporada, «basada en hechos reales» (el cual logra un ocurrente juego de palabras y le quita un peso de encima a la producción), Peter Morgan ha querido aprovechar la dualidad de su monarca, definida por la figura pública y el ser humano privado, para colocar a la reina en segundo plano o incluso uno ausente, aunque su presencia nunca desaparezca de él. Así, siguiendo una estructura episódica, ‘The Crown’ se lanza al análisis de este periodo histórico clave a través de diversos temas e historias particulares que conectan, de una forma u otra, con la reina.

 

Porque Isabel, además de ser la mujer más poderosa del mundo, es un ser humano repleto de inseguridades, miedos y diatribas personales que aunque no articulen su reinado sí sirven para explicar muchos de los acontecimientos que transcurren en él. Acontecimientos que en este periodo de la historia, huelga decir, son bastante turbulentos y que supondrán tanto para ella como para la corona, importantes desafíos. Las crisis de la política interna, las relaciones internacionales o incluso su propio matrimonio ponen a prueba a Isabel y contribuyen a convertirla en una monarca más dura, decidida e incluso osada.

Así, la segunda temporada de ‘The Crown’ destaca por estas crisis, muchas de ellas conectadas entre sí, y que radican, en cierto sentido, en un cambio de modelo en el que la monarquía tal y como la conocemos está obsoleta. Con una elegancia que sobrepasa todos los gustos, ‘The Crown’ pone a su monarca en jaque en cuestiones como el colonialismo o la apertura de la corona pero tampoco olvida al público que se mueve por el morbo y el tacto de las páginas de la prensa del corazón. Los altibajos de la relación de Isabel y Felipe, la vida privada de Margarita o incluso la educación del joven Carlos (que también sirve como razón de enfrentamiento de sus padres) no se quedan atrás y son tratados con el mismo rigor, interés y delicadeza que la crisis de Suez o el caso Profumo. ‘The Crown’ coloca así al mismo nivel el clasista discurso de Isabel en una fábrica y la visita de los Kennedy al Palacio de Buckingham, manteniendo el interés y la dedicación en ambos casos, y demostrando por qué es una de las mejores ficciones de nuestro tiempo.

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En la segunda temporada, la Reina conocerá al matrimonio Kennedy.

 

Si el guion de Morgan y la cuidada factura de la producción son dos de las grandezas de ‘The Crown’, la otra es su apartado interpretativo. Claire Foy hace maravillas con su Isabel, dando un salto cualitativo devastador en comparación con la primera temporada y que los premios televisivos no podrán obviar en la siguiente campaña. Sus gestos, su voz y sus miradas dibujan a una mujer que, si bien puede no ser la auténtica, es la única que conocemos; lo que Isabel dice y, en especial, lo que no dice, demuestran que Foy es una de las intérpretes a tener en cuenta ahora que su paso por ‘The Crown’ ha concluido. A su lado, la elegantísima Vanessa Kirby y el siempre cumplidor Matt Smith completan un reparto regio. Entre las nuevas incorporaciones, el siempre sorprendente Matthew Goode destaca como el futuro Lord Snowdon, y Michael C. Hall y Jodi Balfour harán nuestras delicias en el papel del matrimonio Kennedy, algo bastante impresionante si tenemos en cuenta que tenemos a la Jackie de Natalie Portman todavía muy presente.

En cualquier caso, ‘The Crown’ demuestra en su segunda temporada que tiene virtudes más que suficientes para seguir enganchándonos y empieza a indicar que es una de las joyas de la corona ya no de Netflix, sino de la televisión. El cambio de reparto de la tercera temporada será clave para entender a esta serie como una de las grandes pero, de momento, podemos sentirnos más que felices con lo que tenemos el lujo de poder ver.

 

 

Fuente: http://www.fotogramas.es

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