Sólo un 5% de los cánceres pueden explicarse por causas genéticas, según el Instituto Internacional de Investigación del Cáncer, organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud. El 95% restante está condicionado por factores ambientales y, de todos ellos, la dieta es el más importante.
Estos son los mejores consejos que debes tener en cuenta al armar tu dieta para disminuir las probabilidades de cáncer:
Estos alimentos están llenos de sustancias anticáncer (vitaminas, minerales, fibra y fitoquímicos, etc.), por lo que hay que “abusar” de ellos. Las crucíferas como la col o el brócoli, por ejemplo, han demostrado su eficacia para evitar la proliferación de las células tumorales.
La carne roja, aunque parezca magra, tiene grasa intramuscular saturada, de la que no conviene abusar. Por ello, las últimas recomendaciones son no tomarla más de dos veces a la semana. También puedes consumir carne blanca (pollo, pavo, conejo). Y mejor si es ecológica, porque aporta menos sustancias químicas.
El pescado, en especial el azul, tiene grasas “buenas” –los famosos omega 3– que previenen la inflamación. Y la inflamación se relaciona con los tumores cancerosos. Poné en tu mesa anchoas, sardinas, boquerones, arenques, jureles, muy tradicionales en la dieta mediterránea y más saludables que otros peces de mayor tamaño que pueden acumular más mercurio, lo que pondría en riesgo la salud.
Aportan fibra, que arrastra las toxinas, folatos que reparan los daños del ADN y distintos tipos de antioxidantes. Hay que tomarlas al menos 3 veces por semana. Las podés comer también en sopas, woks, ensaladas, etc.
Consumir diariamente una ración de 20 a 30 gramos de frutos secos reduce un 11% el riesgo de contraer cáncer. Por ejemplo, tomando siete nueces diarias obtendrás una dosis extra de omega 3, además de polifenoles anticancerígenos. Consume también habitualmente avellanas, almendras, anacardos, semillas de calabaza y de sésamo. Son mejores crudos, sin tostar y sin sal.
Los hongos contienen lentinano y polisacáridos, que estimulan el funcionamiento del sistema inmunitario. Uno de los más reconocidos es el shiitake, que podría evitar la proliferación de células “malas”. Pero no tenes por qué recurrir a variedades exóticas, el hongo de cardo o el champiñón también son muy recomendables.
El pan, arroz o pasta refinados provocan alteraciones en la distribución de grasa en el cuerpo y aumentan los factores hormonales que favorecen el cáncer.
La epigalocatequina es un potente antioxidante que se encuentra en el té verde y que combate los radicales libres, protegiendo el ADN de nuestras células. Se recomienda tomar un par de tazas diarias. Y de entre los tés verdes, el matcha podría ser el más efectivo ya que una taza de esta variedad tiene la misma cantidad de antioxidantes que 10 tazas de té verde y hasta 70 veces más antioxidantes que el zumo de naranja.
Es mejor comerlos muy de vez en cuando, no sólo porque son ricos en grasas saturadas, sino porque contienen muchos conservantes. No abuses del queso, mejor optar por uno fresco, que tiene poca grasa. Y si queres experimentar, podés probar patés vegetales.
Ni te pases echándola al cocinar. Según un informe del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, la sal incrementa el riesgo de cáncer. El 75% de la sal que comemos proviene de los alimentos procesados.
Consumir demasiado azúcar puede provocar sobrepeso u obesidad y esto aumenta el riesgo de padecer cáncer. La OMS recomienda que el consumo de azúcares sea menos del 10% del total de calorías diarias (50 g de azúcar en una dieta de 2.000 kcal, unas 10 cuch. de café). Pero, como en el caso de la sal, el azúcar se esconde donde menos te lo esperas, como en salsas, pan de molde, vinagre balsámico, etc.
Déjalos para cuando estés apurada, pero no los consumas habitualmente. Se calcula que las grasas hidrogenadas de platos preparados y bollería industrial está detrás del 20% de los casos de cáncer. Además, suelen tener muchos conservantes (E-249, 250 y 251), que se convierten en nitrosaminas, unos compuestos cancerígenos.
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Lo importante, además de escoger alimentos que ayuden a prevenir el cáncer, es procurar que estos también te ayuden a mantenerte en tu peso ideal. Según un estudio australiano, un sobrepeso de 5 kilos aumenta un 7% las posibilidades de sufrir cáncer de colon. Y la obesidad también se relaciona con el 30% de casos de cáncer de mama, endometrio, riñón y esófago.
Fuente: Clara
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