Nutrición

No cuentes calorías para perder peso

Tradicionalmente cuando queremos perder peso nos dedicamos a reducir calorías para que nuestra dieta sea hipocalórica. Intentamos evitar todos los alimentos con alto poder energético y calórico, independientemente de su composición, origen, tipología, etc. Las empresas del sector de la alimentación lo saben y por eso muchas de ellas lanzan sus productos dietéticos, sin azúcar, sugar free, bajo en calorías, o como queramos llamarlo. Pues bien, gracias a un reciente estudio publicado por el prestigioso periódico New York Times que se hace eco a su vez de la publicación científica en la revista Jama podemos ratificar todo lo que los nutricionistas vienen afirmando desde hace mucho tiempo.

Las dietas milagrosas no existen

A veces, nos embarcamos en la búsqueda de nuestro peso ideal a través de atajos y caminos un poco “extraños”, dietas milagro que pueden dar ciertos resultados, pero en la mayoría de los casos las personas que siguieron este tipo de dietas volvieron a recuperar su peso inicial, e incluso lo aumentaron debido al llamado efecto rebote. Cuando sometemos al cuerpo a una restricción calórica muy brusca, este reacciona y guarda en su memoria esta situación para guardar reservas de sobra cuando el aporte energético se normalice.

Decile no a los azúcares añadidos, harinas refinadas y alimentos ultraprocesados

La investigación reveló que aquellas personas que redujeron su ingesta de azúcares añadidos, harinas refinadas y alimentos ultraprocesados y los sustituyeron por un mayor consumo de frutas, verduras y alimentos sin procesar, consiguieron reducir su peso a lo largo de todo un año, sin preocuparse por contar las calorías.

Según esto, lo que prima a la hora de bajar de peso es la calidad de la dieta en sí, no las calorías que aporta la misma. La clave está en dejar de consumir alimentos procesados y ultraprocesados que se fabrican con aceites refinados, azúcares añadidos y harinas procesadas  y otros muchos componentes químicos que hacen que esos alimentos resulten más apetitosos y sean casi imperecederos.

El estudio, llevado a cabo por Christopher D. Gardner, director de temas nutricionales del Centro de Investigación para la Prevención de Stanford, descubrió que, al cabo de un año de centrarse en la calidad de los alimentos, en lugar de las calorías, los participantes bajaron de peso de forma considerable.

Introducir alimentos más sanos hace que, sin darnos cuenta, reduzcamos el aporte calórico diario. Lo bueno de cambiar nuestros hábitos de alimentación a favor de los productos más naturales y menos procesados es que esa reducción calórica no supone un esfuerzo y la salud general de los sujetos que hicieron la dieta mejoró bastante, junto con la pérdida de peso, como ya hemos dicho.

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