Hoy en día existen muchos tipos de tratamientos para rejuvenecer la piel. Uno de ellos es con el uso de hilos tensores, una técnica médico estética que está creciendo a gran velocidad.
Puede realizarse con diferentes materiales, formas y procedimientos de implantación, pero siempre con el mismo objetivo: lograr un resultado antiaging súper natural. Se tensa la piel para corregir la flacidez, sobre todo el descolgamiento de las mejillas, la pérdida de definición en la mandíbula, así como la flacidez del cuello. Sus mayores ventajas son que tarda menos, duele poco y rejuvenece más.
Es un tratamiento que se realiza de forma ambulatoria en menos de una hora. El área tratada puede quedar algo inflamada, con una ligera molestia durante unos días y suelen aparecer pequeños hematomas.
Los hilos se colocan mediante agujas o cánulas, sin incisiones, por lo que no deja cicatrices. Aunque es un protocolo mínimamente invasivo, que permite hacer vida normal inmediatamente después, es prudente llevar una vida tranquila en los días posteriores al tratamiento, sin ejercicio intenso de la musculatura facial.
En cuanto al dolor, los hilos son tan finos que no causan molestias en el paciente y suele aplicarse anestesia local. También es necesario hablar de las contraindicaciones que, como cualquier protocolo médico estético, puede tener: alergia a los materiales que se utilizan así como problemas de coagulacióin sanguínea, diabetes mal controlada o enfermedades autoinmunes. Lo más común es que los hilos sean de polidioxanona (PDO), ácido poliláctico, combinación de ambos y de polipropileno.
La edad para hacer este procedimiento depende de cada paciente, considerando que los 40 son la edad media en la que suelen aparecer las principales arrugas, sobre todo faciales. El objetivo de este tratamiento es mejorar la flacidez y el estado de la piel.
Fuente: Ciudad Magazine
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