Isak Dinesen, seudónimo literario de Karen Blixen (1885-1962) , quien utilizaba el apellido adquirido por su matrimonio con su primo segundo, el barón Bror Blixen. Su nombre real era Karen Dinesen.
Al fallecer en 1962, los médicos se mostraron incapaces de diagnosticar con certeza las causas de su muerte, dado que la prestigiosa escritora danesa, candidata en dos ocasiones al premio Nobel, había padecido desde muy temprana edad la sífilis. Dato curioso, dicha enfermedad fue la causante del suicidio de su progenitor. Tanne, era su apodo familiar, se hallaba extrañamente unida a él, cual Electra. Esto marcó psicológicamente de por vida a la pequeña cuando contaba solo 10 años. En aquella época era una creencia médica que la sífilis condenaba irremediablemente a aquellos que la padecían a la locura.
En 1914, Karen y Bror contraen matrimonio en Mombasa y se instalan en Nairobi, adquiriendo una finca ubicada en las afueras llamada ‘MBagathi’. La adinerada familia materna de Karen financia la inversión.
Desde su primera visita a Africa, Karen ya se sentía africana. Su integración en el continente fue inmediata y su identificación con los nativos cuasi instantánea. Lejos de la postura del colonizador europeo, Karen vio en los africanos una oportunidad para aprender y compartir. Su imaginación y sus dotes para la transmisión oral hicieron del pueblo africano su hogar.
Sólo un año después Karen regresa a Dinamarca, para tratar su sífilis. Allí reanuda su temprana vocación dado que Tanne había demostrado innatas dotes para la pintura y la escritura, escribiendo el poema Ex Africa. En noviembre de 1916 regresa ‘a su país’. Su familia de nuevo le apoya en la adquisición de una finca, que se convertirá en su destino final en África, “Karen Coffee Company’, una presunta lucrativa plantación de café.
En 1918 conoce al que será su ‘gran amor’, el cazador de safaris y piloto militar inglés Denys Finch Hatton, presuntamente bisexual.Tres años después convertida ya en Isak Dinesen, pseudónimo que tomó del hebreo ‘yitshaq’, sustituye al barón en la gerencia de la plantación y forzada por las circunstancias se separa de su marido, en contra de sus propios deseos.
En 1931 la trágica muerte de Finch, al estrellarse su avioneta, deja destrozada a Isak. A la par la plantación se hunde y completamente arruinada, se ve obligada a abandonar África, pero su gran fortaleza no hace sino acrecentarse y 1933 se erige como una fecha crucial en su vida.
Rechazada hasta entonces por editoriales de Inglaterra y de su propio país, la autora que había decidido, quizás por influencia de Finch, escribir en lengua inglesa, consigue publicar en Norteamérica su obra Siete cuentos góticos. El volumen es elegido ‘libro del mes’ en EE.UU.
El hecho se repetiría en 1942 cuando otra de sus obras volvería a alcanzar el mismo puesto en Estados Unidos, Cuentos de invierno.

La Segunda Guerra Mundial le obliga a recluirse en Dinamarca, refugiada en la residencia de Rungstenlund heredada a la muerte de su madre en 1939. Retoma su labor literaria y, bajo el pseudónimo esta vez de Pierre Andrézel, publica otra obra maestra, la novela histórica policiaca Vengadoras angelicales.
Entre 1944 y 1955 continua escribiendo pero ese año su quebrada salud se manifiesta de nuevo y debe someterse a dos operaciones quirúrgicas, en la espina dorsal y el estómago.
En 1957 es nominada por segunda vez al Premio Nobel sin éxito pero es nombrada miembro honorario de la Academia Norteamericana.
La fortaleza de ‘la honorable leona’, tal y como la llamaban sus hermanos africanos, se agotaba. No obstante, en 1959 cumple uno de sus sueños más encarecidos, viajar a EE.UU y conocer a Marilin Monroe y a la escritora Carson McCullers. Esta última se ocupó de organizar el encuentro entre la primera e Isak.
En esa amistosa reunión, el por entonces esposo de Marilyn, el dramaturgo Arthur Miller, fue testigo de la curiosa dieta de Isak, a base de ostras y champagne. Asombrado increpa a la ya consagrada autora por lo insano de la misma y recibe una justa, clara y concisa respuesta de la brillante escritora: ‘Soy vieja y como lo que quiero’.
En 1963 se publicó su narración póstuma Ehrengard considerada una obra maestra del siglo XX en el género del cuento.


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