Más que la dieta o la voluntad que ponemos, son los hábitos de todos los días los que determinan la suerte de nuestro peso. Abandoná los comportamientos automatizados: hacete consciente y mejorá tu relación con la comida.
La manera en que comemos es tan importante como la cantidad y la calidad de los alimentos elegidos. Mientras la mayoría de las personas se preocupa sólo por cuántas calorías tiene una comida, algunos de los hábitos que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida conspiran contra nuestros mejores esfuerzos para adelgazar.
[mks_pullquote align=»left» width=»300″ size=»24″ bg_color=»#dd3333″ txt_color=»#ffffff»]la mayoría de las veces no nos damos cuenta de que estamos comiendo[/mks_pullquote]Una de las razones por las cuales se come de más es porque la mayoría de las veces no nos damos cuenta de que estamos comiendo. Suele ocurrir que mientras estamos pensando en otra cosa o mirando la televisión agregamos calorías que no necesitamos.
Sin que le prestemos demasiada atención, nuestro cuerpo se acostumbra a todo lo que rodea el momento de comer. La hora en que comemos, lo que estamos haciendo durante la comida, lo que vemos, lo que escuchamos, cómo nos sentamos y muchas otras conductas “invisibles” se unen para dar forma a esta verdadera ceremonia.
[mks_pullquote align=»right» width=»300″ size=»24″ bg_color=»#dd3333″ txt_color=»#ffffff»]Apagá el televisor a la hora de la cena: cuando comemos sin pensar en la comida, comemos de más.[/mks_pullquote]
Muchos de estos elementos actúan como estímulos que afectan la cantidad que comemos o los alimentos que elegimos. De la misma manera, si durante el día nos topamos con un paquete de galletitas abierto, lo más probable es que tomemos unas cuantas aún cuando no se nos pasara por la cabeza cinco minutos antes.
El plato sin fondo
Esto quedó demostrado con un curioso experimento que se realizó en Estados Unidos. Los investigadores hicieron que 44 personas tomaran sopa que se les servía en un bowl. Sin que lo supieran, sin embargo, algunos de los platos estaban conectados por debajo de la mesa a un tubo por el cual se los volvía a llenar a medida que los pacientes comían. Esto significaba que literalmente, el plato no se vaciaba nunca.
Gracias a esto, los científicos descubrieron que las personas con los platos que volvían a llenarse sin que se dieran cuenta consumieron un 70% más de sopa que quienes tomaban en un plato normal. De acuerdo a las conclusiones del estudio, como no podían ver que el plato se vaciara, no sentían saciedad a pesar de que comían más que de costumbre.
Volver a empezar
La propuesta parece sencilla. Si nos tientan unos alfajores que encontramos “por casualidad” al abrir la alacena, ¿por qué no guardarlos en el fondo, atrás del tarro de harina y de la yerba, para que no “aparezcan” de golpe y arruinen nuestra dieta? Si cuando miramos televisión “tenemos” que tomar más cerveza, ¿por qué no apagar el aparato hasta terminar de comer?
Es cierto que los comportamientos que repetimos durante mucho tiempo terminan por “automatizarse” y son difíciles de cambiar. Pero tal como aprendimos a comer apurados o a vaciar el plato sin tener hambre, podemos aprender a corregir esas conductas y adoptar otras nuevas y más saludables. Sólo necesitás ganas de intentarlo y mucha práctica. La recompensa bien vale el esfuerzo.
Para cambiar nuestra forma de comer existen distintas técnicas, algunas muy sencillas, que debemos incluir de a poco en nuestra rutina.
No se puede cambiar en dos días costumbres que hemos aprendido y practicado a lo largo de muchos años. Introducí los cambios poco a poco.
¿Qué hábitos conviene comenzar a cambiar?
- Comer rápido, al paso o masticando poco.
- Comer sin disfrutar la comida.
- Comer “automáticamente” (por ejemplo, mientras miramos televisión).
- Comer porciones muy abundantes.
- Comer hasta “limpiar” el plato.
- Comer todo el paquete o la lata de galletitas.
- Comer una porción….y otra….y otra…
- Hablar de comida todo el día.
- Hacer sobremesa sin retirar platos y fuentes.
- Comprar comida o cocinar justo en el momento en que se está “muriendo de hambre”.
- Dejar o guardar alimentos tentadores a la vista.
- No te permitas excusas como “soy demasiado ansiosa”, “no tengo tiempo para sentarme a comer” o “no me gusta dejar comida en el plato”. No son reales: empezá a cambiar hoy.
¿Qué hábitos conviene incorporar?
- Comé siempre sentada. Aunque no sea más que una colación liviana, evitá comerla mientras caminas por la calle, o parada, o mientras haces otra cosa.
- Sentate cómoda pero erguida. No asumas una “posición de ataque” frente a la comida.
- Disfrutá de cada bocado, masticá bien la comida, esperá un momento entre bocado y bocado.
- Proponete masticar al menos diez veces la comida sólida. Esperá a tragar un bocado antes de servirte otro.
- Apoyá los cubiertos sobre la mesa entre un bocado y otro. De esta manera harás una pausa, comerás más despacio y tomarás más conciencia de estar comiendo.
- Usa plato y cubiertos de postre. Esto ayudará a controlar las cantidades de comida.
- No lleves fuentes a la mesa o retiralas después de servir los platos. Tener comida a la vista puede tentarte aunque no sientas apetito.
- Servite sólo una vez.
- Comé sólo de tu plato. No “piques” del plato de otro, ni termines lo que otro no comió.
- Comé un caramelo 10 a 15 minutos antes de las comidas principales. Contribuirá a que sientas menos apetito.
- Comenzá las comidas con caldo, sopa o ensalada. Ayudan a conseguir saciedad.
- Tomá mucho líquido: agua, soda, gaseosas o jugos dietéticos.
- Controlá el consumo de alcohol.
- Cuando comas, dedicate sólo a comer. Evitá hacer otras actividades como mirar televisión, discutir, leer, atender el teléfono, ordenar papeles.
- Disponé la mesa en forma agradable, con mantel, flores u otros detalles que resulten atractivos.
- No confíes sólo en “poner voluntad”. Lo que se necesita para adelgazar y mantenerse es mucha práctica.
No intentes incorporar todas las nuevas técnicas a la vez. Para comenzar, implementá aquellos recursos que consideres más fáciles de aplicar en su situación, y luego andá agregando los demás. Ampliá la lista de recursos si encontrás otros que te dan buen resultado.
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