Cuando Lorena Castaño ingresa a la planta de reciclaje de «Los Carreros», observa con amor las paredes del galpón inaugurado por su madre 40 años atrás. Allá lejos en el tiempo fue ella quien tuvo la quijotesca idea de crear una cooperativa que les permitiría subsistir a través del reciclaje de los desechos en el barrio Villa Urquiza de la ciudad de Córdoba. Lorena relevó a su mamá –que ya está grande y tiene algunos problemas de salud- y hoy comanda a un grupo integrado por 19 personas.
“Si yo estoy al frente de esta cooperativa es por mi mamá, porque ella quiso mucho esto, fue un sueño al que le dedicó la vida”, asegura “Lolo” –como le dicen sus compañeros–, rodeada de bolsones con materiales recolectados en la zona. Como su madre no sabe leer ni escribir, nunca pudo inscribirse oficialmente a la cooperativa, algo que puso en riesgo su continuidad porque la municipalidad de la ciudad comenzó a regular el ejercicio de los recolectores urbanos y “Los Carreros” quedaron al margen.
Consciente de que 19 familias dependían de ella –la mayoría mujeres–, “Lolo” buscó ayuda para mantener viva la llama del cooperativismo y la sustentabilidad en una de las zonas más vulnerables de Córdoba. Así fue como desde la Fundacion Avina, organización con la que ya estaba trabajando, la pusieron en contacto con Coca-Cola Andina Argentina y la situación pudo encarrilarse. “Para nosotros, el apoyo de Coca-Cola Andina fue fundamental porque no sólo no teníamos el permiso para andar por las calles de la ciudad, sino porque además veníamos trabajando en carritos a mano, que pesan más de 300 kilos. Coca-Cola nos ayudó a gestionar una habilitación por tres años, armó el proyecto de los «Eco Puntos» para que pudiéramos ir directo ahí a recolectar los envases y nos aportó nuevos materiales para el trabajo cotidiano”, cuenta esta madre de cinco hijos que se recicló a sí misma: aprendió a leer y escribir impulsada por sus ganas de avanzar con la cooperativa.
Nuevo esquema
Ubicados en distintos lugares de la ciudad, los 12 «Eco Puntos» instalados por Coca-Cola son su fuente de trabajo actual. El ciclo se inicia con “Chupa”, el esposo de Lorena, que recorre una vez por semana los contenedores especialmente dispuestos para recolectar las botellas de PET que depositan los vecinos. En su camioneta las lleva hasta la planta de reciclaje de la cooperativa, donde las mujeres del grupo las separan por origen y por color para después venderlas.
Enrique Pérez Estévez, Gerente de Asuntos Institucionales y Comunicación de Coca-Cola Andina Argentina, ingresa al galpón de “Los Carreros” y saluda uno por uno a cada miembro de la cooperativa, con la confianza que da la cercanía. En diálogo, cuenta que la Compañía comenzó a plantearse qué hacer con los envases de plástico descartados con un enfoque que, a la vez, tuviera un impacto social positivo. “Me encanta haber acercado a la municipalidad a gente que está en una situación realmente extrema; de alguna manera se les está dando una esperanza. Eso es lo más valioso”, expresa el directivo de la embotelladora de Coca-Cola en Córdoba y otras 11 provincias argentinas. Además, la Compañía les proporciona uniformes, materiales y seguros para garantizar un trabajo digno a los cooperativistas, así como una trituradora de vidrio. Y les da plena libertad para acceder a los Eco Puntos. “Para Coca-Cola Andina Argentina, la sustentabilidad está en el corazón del negocio”, define Enrique, quien informa que la cooperativa solía recolectar 1.000 kilos de PET por mes y que ahora, en gran medida gracias a los Eco Puntos, llega a los 4.000 kilos mensuales. Además, cuenta, sumaron cartón y vidrio al proceso de reciclaje.
Lorena está contenta por el avance que logró con la cooperativa
Detrás del robusto portón metálico del galpón hay vidas dedicadas al reciclaje y una búsqueda continua por la dignidad de las personas. Lorena, luchadora incansable, tiene voz suave pero traslada mensajes que resuenan contundente. “La basura no sólo es basura; es trabajo”, desliza. Si piensa en el futuro, lo imagina mejor. Su nueva apuesta tiene que ver con una asociación con el proyecto que Lucas Recalde lleva adelante en la localidad de Salsipuedes para el armado de ecoladrillos a partir de botellas pet. ¿El sueño? Construir sus propios hogares con la materia prima que ellos mismos obtuvieron. “El carrero nunca tuvo una casa digna. Es gente de bajos recursos. La cooperativa le quiere dar la posibilidad de tener una y que sea bien linda”, resume Lorena y aprovecha para enfatizar que su búsqueda también tiene que ver con el cuidado del medio ambiente: “El planeta nos da todo: nos da la comida, nos da el aire, nos da el agua. Tenemos que involucrarnos todos para protegerlo y el reciclaje ayuda a eso”.
Fuente: Coca-Cola Argentina
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